El agua subterránea constituye un recurso de vital importancia para el desarrollo social y económico de los países, dado que su utilización favorece la disponibilidad para el abastecimiento público, riego e industria. No obstante, su uso excesivo y su contaminación por efecto de las actividades humanas no solo conlleva a que se ponga en riesgo la viabilidad de los acuíferos sino que fomenta también la aparición de fuertes conflictos ambientales.
Este escenario se complejiza aún más bajo condiciones ambientales semidesérticas como las que imperan en Mendoza. En nuestra provincia, desde inicios del siglo XX, las autoridades hídricas explotan el recurso subterráneo con miras a fortalecer la oferta de agua ante las dificultades presentes en las aguas superficiales. Diversas iniciativas oficiales se llevaron adelante con la finalidad de acompañar a productores mendocinos para que se avance en este tipo de explotación. De este modo, se cuenta con antecedentes de importantes perforaciones prácticas en Tunuyán ya desde 1913. Esta política continuó y se profundizó en los años ´50. (Ver imagen 1 y 2)
No obstante, el desconocimiento de los impactos ambientales de este tipo de prácticas tuvo su más clara prueba en el Este provincial, en el distrito Montecaseros (Departamento Gral. San Martín). La degradación de esas tierras producto de la salinización se constituyó, como se sabe, en un caso emblemático, obligando a las autoridades a adoptar medidas, entre las que se encontró la sanción de la Ley de Aguas Subterráneas (1974).
La gestión del agua subterránea en la UNCUYO
La UNCUYO, por la misma época, avanzó en la concreción del proyecto de edificación del Centro Universitario (1969). El mismo fue emplazado en el piedemonte (Raffa y Fiorito, 2020) y entre las soluciones para abastecerse de agua, estuvo la utilización de dos perforaciones para el riego del predio, como también prever su almacenamiento en reservorios (ver imagen 3, destacados en rojo).
Actualmente, estas perforaciones continúan funcionando (imagen 4) para suministrar el agua para riego de la Universidad. Desde el Programa de Recursos Hídricos del Instituto de Ciencias Ambientales, se trabaja para fomentar un uso sostenible de estas aguas, como así también de las aguas superficiales.
Durante el año 2020 y 2021 se realizó un informe descriptivo del uso del agua en la UNCUYO, y se pudo constatar la existencia de tales perforaciones mencionadas, las que se utilizan para extraer el agua de riego. Esta última es bombeada hacia dos piletas de almacenamiento (la principal se encuentra en el Club Universitario) para así abastecer los distintos sectores a irrigar.
De este modo, a poco de cumplirse 50 años de la sanción del marco normativo que regula el recurso hídrico subterráneo en la provincia, interesa reflexionar acerca de los desafíos a futuro de las cuencas subterráneas de Mendoza, enmarcado en un escenario signado por las sequías prolongadas y cambio ambiental global. Por ello, se convocó a dos especialistas con miradas contrapuestas que brinden su reflexión. Por un lado, el Ing. Juan Andrés Pina (Sub-Director Agua Subterránea-DGI/Prof. UNCUYO), y por otro el Dr. Facundo Martín (CONICET-UNCUYO). Ambos aportaron sus posturas acerca de los desafíos a futuro que presenta la gestión y preservación del agua subterránea en Mendoza.