«El cultivo de los árboles conviene a un país pastoril como el nuestro, no sólo porque la arboricultura se une perfectamente a la ganadería, sino que debe considerarse como su complemento indispensable. La Pampa es como nuestra República, tala rasa. Es la tela en la que ha de bordarse una nación. Es necesario escribir sobre ella: ¡Árboles! ¡Planten árboles!».
Los árboles son muy importantes para la vida humana, ya que moderan el clima y microclima, purifican el aire, estabilizan el suelo impidiendo la erosión y aportan colores, aromas y texturas al paisaje, entre otros. A su vez, son refugio de muchos animales y facilitan el establecimiento y desarrollo de distintas especies vegetales.
El árbol nativo más destacado en la Provincia de Mendoza es el “Algarrobo” (Prosopis flexuosa), que tiene una importancia radical en la historia de nuestros pobladores del desierto porque les ha brindado recursos tales como leña, forraje para el ganado y productos alimenticios derivados de sus frutos. Es la especie principal encargada de formar nuestros bosques nativos que se encuentran protegidos a través de las Reservas de Ñacuñán (Santa Rosa) y Telteca (en Lavalle).
Los árboles de la Ciudad de Mendoza, provocan la humidificación del aire caliente y seco que baja del pedemonte, atemperan el viento Zonda, disminuyen el nivel de ruidos, amortiguan los rayos solares, actúan como depuradores de gases contaminantes y poseen, además, un valor estético y paisajístico.
El árbol en nuestra provincia es una riqueza patrimonial y el arbolado público es un símbolo de la identidad mendocina. Desde el Instituto de Ciencias Ambientales, dependiente de la Secretaría de Desarrollo Institucional de la UNCUYO, nos comprometemos día a día en la protección de nuestra fauna y flora, que debemos valorar y mantener por el bien de todos.
