Conforme seguimos ampliando nuestra visión del mundo, en este siglo XXI, y acorde vamos adquiriendo mayor conocimiento del mundo que nos rodea, cada vez se hace más imperativo cuidar el medio ambiente, para alcanzar estas metas reales o ideales de salud. Sin embargo, así como nos falta incorporar una concepción más social, no solamente como bienestar social, en donde el individuo alcanza un bienestar que lo social le otorga sino también social cuando las personas sienten que son parte de una sociedad que es tan sana como cada uno de sus componentes. Así también parece que cuando hablamos de protección del medio ambiente nos referimos a un entorno que está fuera de nosotros y que está bien que cuidemos. Para la mayoría, este cuidado no urge porque seamos concientes que, como especie inteligente es un legado a cumplir, sino movidos por el temor de que la afectación del medio ambiente nos perjudique.
Tal vez podríamos empezar a considerar el legado natural que nos compete, de cuidado y protección del ambiente, cuando nos podamos desprender de esa idea de que el medio ambiente está fuera de nosotros en vez de ser nosotros los que estamos dentro de él. Este cambio de polaridad en el enfoque del pensamiento, quizá nos permita también un cambio en el sentir hacia el mundo como planeta, como tierra, como paisaje, como vida, como ambiente y como humanidad entera, alejándonos un poco del individualismo y acercándonos a un sentir más solidario, más ético, más amoroso. Podría ser que esta perspectiva sea el atajo que estamos necesitando para cumplir con esas metas ideales de completo bienestar físico, mental, social y ecológico.
Dra. Silvia G. Ratti
Lab. Neuropsicofarmacología Experimental
Área Farmacología
Facultad de Ciencias Médicas
Instituto de Ciencias Ambientales
Universidad Nacional de Cuyo