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Juana Manso, el “hombre” que admiraba Sarmiento

Recordamos a la escritora Juana Manso, educadora e intelectual argentina, quien naciera un 26 de junio de 1819 en Buenos Aires. Incansable luchadora por la emancipación de las mujeres y sobre todo por la educación pública universal. Su obra es parte ineludible de la historia de la educación en la Argentina, pero también del feminismo.

29 de junio de 2020, 09:54.

imagen Juana Manso, el "hombre" que admiraba Sarmiento

La Manso, a quien apenas conocí fue el único hombre en tres o cuatro millones de habitantes en Chile y Argentina que comprendiese mi obra de educación y que inspirándose en mi pensamiento, pusiese el hombro al edificio que veía desplomarse. ¿Era una mujer? Domingo F. Sarmiento.

El impulsor de la educación pública argentina le rendía respeto de esta manera a Juana Paula Manso, si es muy inteligente no podía ser una mujer. Era hija de un inmigrante andaluz, ingeniero y agrimensor que se casó con una joven porteña, algo prohibido durante las luchas por la independencia. Desde niña fue brillante, aunque la educación del momento resultara limitada para ella.

Los avatares de la época llevaron a la familia al exilio primero a Brasil en 1839 y luego a Uruguay, por ser opositores a Rosas. En ese contexto Juana ya publicaba poesías y un Manual para la Educación de las Niñas, una de sus principales preocupaciones. En Montevideo contrajo matrimonio con Francisco de Saá Noronha, de profesión violinista y con quien tuvo la oportunidad de vivir en Estados Unidos y viajar por varios países. La relación fue mala hasta que finalmente él la abandonó.

Juana quedó a cargo de sus dos pequeñas hijas y regresó a Buenos Aires donde encontró un ambiente social hostil. Sin embargo y luego de la caída de Rosas, Manso floreció como intelectual. Su propuesta fue abarcadora, le interesaba impactar de igual forma en el mundo privado como en el público.

Entre sus diatribas se encontraba particularmente la crítica al autoritarismo de dos instituciones fundamentales: la religión y la familia. También se mostró sensibilizada por la injusticia social de la esclavitud y el racismo. A pesar de que su situación económica era riesgosa, se decidió a avanzar con el Álbum de Señoritas, puesto que a pesar de exitosas experiencias anteriores como redactora en periódicos liberales, no conseguía trabajo para proveerse de sustento. En esta aventura las redacciones que llevaban su firma, se destacaban por contemplar un programa a favor de la educación de la mujer y la promoción de sus derechos. 

El primer número del Álbum de Señoritas, aparecido el 1° de enero de 1854 puso de manifiesto sus claras intenciones igualitarias: “... quiero, y he de probar que la inteligencia de la muger, lejos de ser un absurdo, o un defecto, un crímen, ó un desatino, es su mejor adorno, es la verdadera fuente de su virtud y de la felicidad doméstica porque Dios no es contradictorio en sus obras, y cuando formó el alma humana, no le dió sexo. La hizo igual en sus escencias, y la adornó de facultades idénticas. Si la aplicación de una y de otras facultades difiere, eso no abona para que la mujer sea condenada, al embrutecimiento, en cuanto que el hombre es dueño de ilustrar y engrandecer su inteligencia; proporción fatal que solo contribuye a la infelicidad de ambos y á alejar más y más nuestro porvenir. Y no se crea que la familia no es de un gran peso en la balanza de los pueblos, ni que la desmoralización y el atraso parcial de los individuos no influye en bien ó en mal de la sociedad colectiva". 

La indiferencia porteña va a condenar el periódico al llegar su octava edición. El destino de Juana se unirá entonces al proyecto educativo de Sarmiento y será protagonista del proceso de feminización de la enseñanza pública; esta actividad no le impedirá seguir colaborado con otras ediciones femeninas.

Por su condición de mujer fue atacada constantemente en otros medios periodísticos; y aparentemente esto influía enormemente en su salud, murió a los 55 años, el 24 de abril de 1875, dejando una vasta y diversa obra poblada de poesías, novelas, obras de teatro, manuales educativos entre otras. En su despedida otra ilustre pluma rioplatense, Juana Manuel Gorriti le dispensó unas bellas palabras, sin olvidar de hacerle un guiño a Sarmiento: “Juana Manso gloria de la educación, sin ella nosotras seríamos sumisas, analfabetas, postergadas, desairadas. Ella es el ejemplo, la virtud y el honor que ensalza la valentía de la mujer, ella es, sin duda, una mujer”.

 

 

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