Ni Una Menos, a 6 años de un movimiento imparable
El 3 de junio del 2015 se realizó en Argentina la primera marcha en contra de las violencias hacia las mujeres, esa marcha se sostuvo con la consigna de Ni Una Menos, qué marcó el inicio de un movimiento que se traslado a América Latina y Europa, donde miles de mujeres salimos a las calles a reclamar por una vida sin violencias.
En estos días estamos cumpliendo 6 años de vida, estamos aun en la infancia, en esa etapa donde se arman las estructuras elementales del psiquismo, y nosotras nos hemos armado con las estructuras elementales de las violencias, al decir de Segato, porque son los reclamos que atraviesan al Ni Una Menos.
Sumado a esto en los dos últimos años se agregó un plus en la vida de las mujeres, la pandemia, que puso más aún en evidencias las violencias hacia las mujeres y sus múltiples caras.
El Covid-19 alojó con mayor virulencia en la vida cotidiana de las mujeres, niñxs, adolescentes, personas trans, los golpes, la violencia sexual, el abuso de poder, los femicidios, los travesticidios, con otra pandemia invisibilizada por el sistema patriarcal históricamente, llamada violencia masculina, esta otra peste es la que se denuncia desde Ni Una Menos, gritando desde las entrañas: ¨Vivas nos queremos¨.
A la manera de la compulsión a la repetición, como El cuento de la gallina pelada, en los dos últimos años nos encontramos con la vida despellejada de cientos de mujeres, no por el Covid, sino por las violencias, en la mayoría de los casos por la violencia del hombre que en algún momento elegimos para compartir la vida, el amor. Nos mata un sistema estatal que muchas veces no nos escucha; nos matan los procedimientos del sistema judicial y policial; nos matan los prejuicios de una familia que no nos cree; nos mata el alejamiento de las amistades que se cansan de escuchar nuestras penurias; nos mata nuestra propia muerte.