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Reflexiones sobre el día mundial de la salud y su vinculación con el medio ambiente

La actual definición de salud apela al completo bienestar físico, mental y social. Y se acepta que esta definición ha variado a lo largo del tiempo conforme ha evolucionado nuestra visión de salud desde aquella que proviene del latín definida como estado normal del organismo y posteriormente a salud como ausencia de enfermedad. Todos, desde el protagonismo que ocupamos en cada vida individual admitimos esta última definición como una meta a alcanzar. Para la mayoría de los miembros de esta gran familia humana esta meta tiene un sentido lejano que linda más con lo abstracto que con lo alcanzable. Si pudiéramos hacer una extrapolación también ideal, de que toda la humanidad está comprometida como cada uno de sus miembros, nuestra percepción de no salud debería tornarse mucho más grave que la percepción individual.

09 de junio de 2010, 09:57.

Conforme seguimos ampliando nuestra visión del mundo, en este siglo XXI, y acorde vamos adquiriendo mayor conocimiento del mundo que nos rodea, cada vez se hace más imperativo cuidar el medio ambiente, para alcanzar estas metas reales o ideales de salud. Sin embargo, así como nos falta incorporar una concepción más social, no solamente como bienestar social, en donde el individuo alcanza un bienestar que lo social le otorga sino también social cuando las personas sienten que son parte de una sociedad que es tan sana como cada uno de sus componentes. Así también parece que cuando hablamos de protección del medio ambiente nos referimos a un entorno que está fuera de nosotros y que está bien que cuidemos. Para la mayoría, este cuidado no urge porque seamos concientes que, como especie inteligente es un legado a cumplir, sino movidos por el temor de que la afectación del medio ambiente nos perjudique.

Tal vez podríamos empezar a considerar el legado natural que nos compete, de cuidado y protección del ambiente, cuando nos podamos desprender de esa idea de que el medio ambiente está fuera de nosotros en vez de ser nosotros los que estamos dentro de él. Este cambio de polaridad en el enfoque del pensamiento, quizá nos permita también un cambio en el sentir hacia el mundo como planeta, como tierra, como paisaje, como vida, como ambiente y como humanidad entera, alejándonos un poco del individualismo y acercándonos a un sentir más solidario, más ético, más amoroso. Podría ser que esta perspectiva sea el atajo que estamos necesitando para cumplir con esas metas ideales de completo bienestar físico, mental, social y ecológico.

Dra. Silvia G. Ratti
Lab. Neuropsicofarmacología Experimental
Área Farmacología
Facultad de Ciencias Médicas
Instituto de Ciencias Ambientales
Universidad Nacional de Cuyo

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